Los riesgos invisibles del envejecimiento de las infraestructuras: Un llamamiento a la resiliencia

En el contexto de la continua expansión y evolución de las infraestructuras modernas, la aplicación de la vigilancia del estado estructural ha adquirido una importancia capital, sobre todo cuando gran parte de estas infraestructuras vitales están envejeciendo y no consiguen adaptarse al ritmo de las exigencias modernas, incluidos los retos medioambientales. La vigilancia de las infraestructuras desempeña un papel fundamental en la protección frente a posibles peligros, la detección de deficiencias estructurales y el establecimiento de mecanismos de alerta preventiva.

La amenaza del envejecimiento de las infraestructuras

Cada año que pasa, se hace más evidente la presión que ejerce el envejecimiento de las infraestructuras civiles, como puentes o presas, revelando un paisaje de peligros potenciales que acechan bajo la superficie de nuestra vida cotidiana. El armazón que se construyó para soportar el crecimiento hace 70 o 50 años se tambalea ahora al borde de la obsolescencia, mal equipado para soportar las exigencias de la sociedad moderna.

Cada año que pasa, se hace más evidente la presión que ejerce el envejecimiento de las infraestructuras civiles, como puentes o presas, revelando un paisaje de peligros potenciales que acechan bajo la superficie de nuestra vida cotidiana. El armazón que se construyó para soportar el crecimiento hace 70 o 50 años se tambalea ahora al borde de la obsolescencia, mal equipado para soportar las exigencias de la sociedad moderna.

La cuestión es doble:

En primer lugar, los logros arquitectónicos y de ingeniería del pasado se diseñaron pensando en otra época y no podían prever el crecimiento exponencial de la población, el impacto del cambio climático y las presiones resultantes sobre las infraestructuras. Este desajuste entre la intención del diseño y los requisitos actuales pone en peligro la integridad estructural de estas infraestructuras, aumentando la probabilidad de colapso y las consecuencias de víctimas que podrían derivarse.

En segundo lugar, este reto se combina con la lentitud de la transición hacia la tecnología y las operaciones digitales. En numerosos casos, el envejecimiento de las infraestructuras adolece de una deficiencia en las prácticas de mantenimiento, pero incluso en aquellos casos en los que se llevan a cabo esfuerzos de mantenimiento, existe una falta de concienciación sobre los beneficios potenciales de la digitalización de los programas de supervisión. 

En general, esta reticencia a utilizar soluciones digitales obstaculiza el mantenimiento proactivo y el análisis predictivo, lo que dificulta la detección y resolución de posibles problemas antes de que se agraven. 

Innovación para unas infraestructuras resistentes

El camino hacia el fortalecimiento de las infraestructuras frente al paso del tiempo se está haciendo posible gracias a distintos parámetros que pueden revolucionar la forma de supervisar, mantener y gestionar las infraestructuras.

  • Tecnología de supervisión a distancia

Dispositivos, sensores, software y sistemas conectadosimpulsados por el Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial (IA), ofrecen una capacidad antes inimaginable para supervisar el estado de las infraestructuras en tiempo real. Estas tecnologías permiten conocer con precisión el desgaste, el impacto ambiental y los patrones de uso, lo que posibilita el cambio del modelo tradicional reactivo de mantenimiento de infraestructuras a otro predictivo y proactivo.

La supervisión remota inalámbrica no sólo aumenta la precisión y eficacia de las actividades, sino que también reduce significativamente las arriesgadas visitas in situ. Los operadores pueden avanzar hacia un modelo de gestión de infraestructuras más fiable, sostenible y rentable, en el que las intervenciones sean oportunas, selectivas y basadas en datos.

En un caso reciente en Malasia, se evitaron males mayores durante el desafortunado derrumbe de un puente en el estado de Johor. Se desplegaron 36 inclinómetros inalámbricos que se conectaron a un software de visualización de datos que enviaba una alerta al operador del puente al tiempo que identificaba el movimiento. Gracias a los datos en tiempo real y a la capacidad de reacción de las autoridades locales, el puente se cerró al público y no hubo que lamentar víctimas.

El despliegue de tecnologías de vigilancia permite detectar posibles riesgos y puntos débiles mucho antes de que se conviertan en catástrofes.

  • Normas reglamentarias locales y mundiales

La integración de instrumentos de supervisión conectados y remotos suele estar dirigida por nuevas normativas aplicadas a nivel local o mundial. Esta metodología proactiva contrasta con los modelos reactivos, aunque lamentablemente las acciones suelen precipitarse por fallos, lo que se traduce en mayores costes y mayores riesgos para la seguridad.

La nueva normativa indica la voluntad de adoptar un enfoque más ilustrado, en el que el valor de la previsión, la supervisión periódica y la inversión estratégica en la salud de las infraestructuras se reconozca como fundamental para la sostenibilidad y la seguridad de nuestras comunidades.

Sin embargo, la normativa y la legislación relativas a la vigilancia de las infraestructuras varían considerablemente según el país o la zona regional, lo que provoca disparidades en las normas de seguridad y los protocolos de mantenimiento. En algunas zonas en las que la normativa es laxa o su aplicación sigue siendo deficiente, la vigilancia de las infraestructuras puede ser inadecuada, lo que provoca su abandono y deterioro con el paso del tiempo. 

Para mitigar los riesgos, existe una necesidad crítica de normas internacionales armonizadas y marcos reguladores mejorados que garanticen la seguridad y resistencia de los sistemas de infraestructuras vitales en beneficio de todos.

  • Mantenimiento preventivo de infraestructuras

Adoptar un enfoque que dé prioridad a la vigilancia en tiempo real y al mantenimiento preventivo evita posibles catástrofes y sirve para proteger el bienestar público, prolongando la vida útil de las infraestructuras civiles. Esto también mitiga el peso financiero asociado a las reparaciones de gran envergadura, poniendo de relieve la prudencia económica de las medidas preventivas. La aplicación coherente de protocolos de mantenimiento actúa como un mecanismo crucial de retroalimentación, proporcionando datos fundamentales para orientar el desarrollo de futuros proyectos de infraestructuras. 

Las nuevas construcciones no sólo pueden alcanzar un mayor nivel de durabilidad, sino que también están imbuidas de la flexibilidad y resistencia necesarias para soportar las pruebas del tiempo y el uso.

Varios meses después de la tragedia de Génova, donde se derrumbó el puente Morandi, Francia inició un procedimiento, denominado "Puentes conectados", para recopilar datos y evaluar la seguridad de los puentes franceses. Publicada a finales de junio de 2019, con actualizaciones posteriores en 2022, la evaluación aboga por medidas para mejorar la gestión de estas estructuras. Poco después, se introdujo una estrategia para optimizar la supervisión y ejecutar el mantenimiento y las reparaciones necesarias, junto con la reconstrucción de los puentes irreparables.

 

En resumen, es crucial pasar a un método proactivo a la hora de cuidar las infraestructuras. Esto significa replantearse la forma de construir edificios resistentes, haciendo hincapié en la importancia de prevenir los riesgos y de establecer una supervisión y un mantenimiento en tiempo real. De este modo, se establecen nuevas normas para un futuro en el que las infraestructuras no solo perduren, sino que puedan afrontar los retos de la vida moderna.

Infraestructuras civiles