Regular una mina es crucial, también cuando cesa su producción de mineral. Cada año, cientos de minas de todo el mundo llegan al final de su vida útil. En los países en desarrollo, las minas suelen abandonarse y dejarse deteriorar, lo que provoca graves problemas medioambientales. Mientras tanto, las minas no utilizadas en zonas desarrolladas del mundo, como EE.UU. y Canadá, inician un largo camino de rehabilitación planificada para ayudar a reducir su impacto ecológico.
Hoy en día hay millones (sí, millones) de viejas minas abandonadas en todo el mundo, y cientos de miles de ellas suponen una amenaza para el medio ambiente y la vida humana. Sólo en Estados Unidos hay más de medio millón, de las cuales al menos 100.000 están clasificadas como riesgo medioambiental grave. Australia ha identificado más de 50.000, y Canadá más de 10.000
Cuando las operaciones se detienen, las responsabilidades no
La minería es una actividad intrínsecamente finita, por lo que es esencial planificar el cierre desde el principio. Aunque los enfoques varían, sigue habiendo casos en los que las estrategias de cierre y seguimiento tras el cierre no se desarrollan o aplican plenamente, lo que pone de manifiesto la necesidad de una planificación a largo plazo más coherente en todo el sector.
Un documento de la Agencia Nacional de Minería (ANM) obtenido recientemente por Reuters reveló que Brasil tiene cerca de 4.000 explotaciones mineras con signos de abandono, la friolera del 11% de todas las minas brasileñas, y que no hay suficiente supervisión para reconocer o gestionar sus riesgos. A pesar de que las catástrofes medioambientales causadas por la minería ocupan periódicamente los titulares internacionales, lo que es menos conocido es que una mina que ha llegado al final de su vida productiva tiene el potencial de causar consecuencias igualmente nefastas si se deja desatendida.
Peligros enterrados bajo la superficie
Las minas abandonadas sin sellar son extremadamente traicioneras. En Estados Unidos se han registrado muchas víctimas a consecuencia de los peligros ocultos(fuente: AP News). Entre los numerosos riesgos geológicos cabe citar el derrumbamiento del suelo, los socavones repentinos o la inestabilidad de los taludes cerca del emplazamiento de la mina, la contaminación del aire y el agua (a menudo de gases tóxicos o metales pesados como el arsénico o el plomo), alteración significativa de las aguas subterráneas y hundimiento o elevación de la superficie del suelo. Todos ellos han causado la pérdida de vidas humanas y graves trastornos ecológicos.

El reto de asignar responsabilidades
Aunque lograr la supervisión total de millones de minas abandonadas en todo el mundo es casi imposible, las naciones aún pueden avanzar en la dirección correcta asumiendo o delegando responsabilidades, asignando fondos suficientes y promulgando leyes de vigilancia.
La Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA) ha incluido varios centenares de minas abandonadas en su Lista Nacional de Prioridades del Superfondo (NPL), su lista de los lugares más contaminados y peligrosos del país que exigen una limpieza urgente. Minas en desuso como la de Chevron Questa, en Nuevo México, ya se están beneficiando de esta iniciativa gubernamental. En Australia, se han puesto en marcha varias medidas para gestionar las minas abandonadas, entre ellas un «Fondo postcierre» dedicado a sufragar los costes corrientes de gestión de los terrenos mineros declarados, y que también permite a las minas ceder terrenos de forma responsable. Se ha creado una «Autoridad para la Rehabilitación de los Terrenos Mineros» encargada específicamente de supervisar, mantener y gestionar los antiguos emplazamientos mineros
Además de dedicar fondos, las naciones de todo el mundo también deben redoblar sus esfuerzos para diseñar leyes y normas que regulen todos los aspectos de una estrategia de cierre de minas, de modo que la responsabilidad de mantener los emplazamientos mineros en desuso se asigne adecuadamente y que su mantenimiento continuado se lleve a cabo correctamente.
A la hora de cerrar una mina, la estrategia de vigilancia es importante
Se insta a los órganos de gobierno a que presionen a las empresas mineras para que adopten normas como la 'Norma Industrial Mundial sobre Gestión de Estériles(GISTM), que hace del cierre sostenible y de las estrategias posteriores al cierre de las instalaciones de almacenamiento de residuos mineros (TSF) una prioridad absoluta. Desde su creación, la norma ha funcionado bien en la mejora de las estrategias de cierre. La adopción de la GISTM en una estrategia mejorada de cierre de minas está actualmente en curso en África Occidental, y recientemente ha sido ampliamente adoptada en varias otras regiones, incluidaSudáfrica.
Sin embargo, no basta con crear nuevas leyes y normativas para hacer frente a las minas abandonadas, sino que también hay que aplicarlas de forma efectiva.
Vigilar las minas abandonadas
Es esencial vigilar de cerca las minas abandonadas, pero sin duda es un reto enorme. La vigilancia analógica basada en el hombre es cara y poco fiable, y puede poner en peligro a las personas. Incluso si las empresas instalan instrumentos geológicos modernos, no sirve de nada si su mantenimiento es deficiente o si no se realizan las comprobaciones adecuadas.
Los datos de seguimiento por satélite son útiles, pero limitados. El tiempo que tarda un satélite en orbitar restringe la velocidad de transmisión de información crítica, y los desplazamientos milimétricos no pueden detectarse fácilmente. Un socavón puede aparecer en cuestión de horas, lo que es demasiado rápido para que lo capte un satélite. Se necesita algo de última generación, que requiera un mantenimiento mínimo y una precisión extrema. Aquí es donde los sensores de monitorización inalámbrica a distancia están demostrando ser increíblemente valiosos.
Supervisión remota: lista para su despliegue
Los sensores inalámbricos de Worldsensing son adecuados incluso para las explotaciones mineras más inaccesibles. Su comunicación por radio de largo alcance (LoRa) llega a cubrir hasta 15 km, o hasta 10 km bajo tierra, gracias a una red de antenas repetidoras. No se necesitan cables. Los sensores funcionan incluso en condiciones extremas, desde -40 °C hasta 80 °C. Esto hace que el sistema de monitorización sea ideal para su despliegue en túneles mineros, excavaciones en tierra, vertederos, minas a cielo abierto, presas de relaves y todo tipo de topología subterránea compleja.
Además, los sensores funcionan con un protocolo de consumo ultrabajo, lo que permite que las instalaciones permanezcan instaladas hasta 10 años sin necesidad de mantenimiento. Un punto importante para las minas remotas y sin explotar. Dado que un registro de datos en tiempo real de precisión milimétrica se transmite de forma continua, automática y directa a las personas que importan, el personal de tierra in situ no es necesario y puede dedicar más tiempo a analizar en lugar de recopilar.
El sistema de monitorización Worldsensing basado en IoT permite un sistema manos libres mediante la digitalización completa de sensores, incluidos piezómetros, inclinómetros in situ, extensómetros de perforación multipunto (MPBX), GNSS, fisurómetros, estaciones meteorológicas, caudalímetros, células de carga y sondas de calidad del agua. Esto significa que es posible controlar a distancia desde el nivel de las aguas subterráneas, las precipitaciones y el éxito del drenaje hasta el desplazamiento horizontal, la deformación vertical a distintas profundidades, la actividad de las grietas superficiales, la tensión y la carga restante en los anclajes y la calidad del agua. Se trata de una enorme cantidad de datos que pueden utilizarse para detectar casi cualquier riesgo geológico que plantee una mina abandonada.
Convivir de forma segura con las minas abandonadas
Las minas abandonadas son una realidad permanente, y su número no hará sino aumentar con el tiempo. Sin embargo, los peligros que entrañan no tienen por qué crecer con ellas. Con una actuación decidida de las empresas mineras y los organismos reguladores, y la adopción de herramientas avanzadas como la vigilancia a distancia, podemos mantener una vigilancia constante, detectar las amenazas a tiempo y actuar antes de que los pequeños problemas se conviertan en catástrofes. El reto es innegable, pero está en nuestra mano gestionarlo.